Like a Rolling Stone
Qué buen rollo, ¿no?
Como escribiría Allen para uno de sus personajes: "no creo en la vida ultraterrena, aunque por si acaso me llevaré la muda de repuesto".
Cuaderno de Bitácora de los desapercibidos (M.Martínez Lencina, Internet para comunicadores 2006)
- En
La construcción de esta plataforma supondrá que se cierre una de las principales venas viarias de la ciudad durante dos meses. Valencia estará algo obstruida como el sistema circulatorio de un anciano con colesterol.
- Para retransmitir la visita, Canal 9 contará con 500 profesionales, 100 de ellos cámaras. Es decir, que la verá todo Dios o, si se prefiere, to´Cristo. Claro que conmigo no contéis, no pienso encender la televisión.
- Se instalarán 200 cabinas de radio y platós de televisión en el Museo Príncipe Felipe. Y yo pregunto, ¿hay trabajo para este estudiante de Comunicación Audiovisual?
- Se instalarán 40 pantallas gigantes para que la gente pueda seguir la misa del Papa. ¿Os imagináis que la emisión se cortara y aparecieran tíos y tías desnudos gimiendo o que saliera Leo Bassi actuando?
- Se instalarán
- El Operativo de Sanidad preparado para el evento estará compuesto por 1000 personas y 200 vehículos, dos de ellos helicópteros. No me extraña que sean previsores, tanta fe junta no puede ser buena para la salud.
- 7.000 urinarios darán servicio a los visitantes de la ciudad. Se instalarán
- 5.000 policías velarán por la seguridad del Papa durante su visita a Valencia. Es decir, que entre tanto corpulento se le va a ver poco al tal Ratzinger.
- Las plazas Hoteleras de Valencia y de un radio de
- Se espera la visita de 1.500.000 personas a la ciudad de Valencia. Cuánto friki junto, por Dios.
- El coste total de la visita ascenderá a 20.000.000 de euros. ¿Quién lo paga?, ¿Dios o los ciudadanos valencianos?
En ese mismo instante, empieza a escucharse el sonido de una moto de gran cilindrada. No es una Choper, nena, sino un guarda local. ¿Se dirigirá a interrogar a la chica suicida que corre por en medio de la carretera?, o ¿irá corriendo a almorzar?, quizás sea un policía corrupto que se dispone a recoger los frutos de su silencio.
El doctor no se sorprendió. Cada vez eran más comunes los casos de bloggitis aguda entre los jóvenes de la ciudad.
Doctor: echemos un vistazo. ¿Cuántas veces visita a la semana su propio blog?
E: Pues..si le soy sincero, no puedo pasar un día entero sin visitarlo. ¡Qué digo!, en realidad, no puedo soportar más de cinco horas sin comprobar si mi cuaderno de bitácora ha recibido nuevos comentarios. Menos mal que no hay un contador de visitas, que si no...
D: ¿Ha intentado abandonar este vicio?
E: Sí. Es que estudio Comunicación Audiovisual…
Alguien llamó a su puerta. Por mucho que insistiera en no abrir, no tenía escapatoria; la puerta de su casa, por las buenas o las malas, tenía que dejar pasar a la oscura silueta, como en otras ocasiones. Silenciosa, con un halo espiritual, aquella señora de luto le retó a jugar otra partida. Como si una mano invisible hubiera agarrado su cuello, no podía respirar cuando supo que no era el dominó, ni las cartas, el juego al que había sido retado. Y es que la señora, cuyo rostro estaba tapado por un visillo gris, había extraído de su bolso un tablero blanco y negro y una pequeña caja con unas fichas de marfil. Él nunca había jugado al ajedrez, iba a perder la partida de su vida sin poder hacer nada para evitarlo.
Para él esta canción del grupo australiano The Go-Betweens. Uno de sus integrantes, Grant McLennan, no pudo evitar, que el pasado seis de mayo, esa señora, guadaña en mano, llamara a la puerta de su habitación.
Todavía restaban unas semanas para que se celebraran las fiestas de la huerta y, sin embargo, en la céntrica Plaza de Santo Domingo, entre la calle Platería y el Paseo de Alfonso X El Sabio, se respiraba cierto aire de festividad. En el centro de esta plaza, un mastodóntico y milenario Ficus constituye uno de los monumentos más importantes de la ciudad.
Amparado por la sombra de este árbol, desapercibido entre la multitud, un señor que luce unas lentes de pasta negra observa, sentado en un banco, el bullicio del lugar. En realidad, se esmera por atrapar, entre el alboroto y sin que nadie lo sepa, las expresiones cotidianas de la gente que ve pasar. Mira de un lado para otro, sonríe, cierra los ojos y, de vez en cuando, transcribe lo que ha oído en un pequeño bloc de notas que siempre lleva en el bolsillo interior de su americana gris.
Este hombre de espalda cargada, de frente despejada e imberbe rostro, ignora que unos metros más allá del lugar en el que escribe una chica le ha identificado. Ella, cuyo nombre y apellido son ahora irrelevantes, le susurra a su acompañante que no pronuncie ni una palabra cuando pasen cerca del sujeto en cuestión.
- ¿Se puede saber quién es este extraño personaje?, pregunta intrigado un espontáneo que se nos ha colado en la narración.
¡Vaya, qué sorpresa! Creyéndome en poder de la omnisciencia absoluta, no me esperaba ningún tipo de interrupción. ¡Mire que estorbarme ahora que estaba inspirado! Haber, lo primero, ¿sería tan amable de decirme cómo se llama usted?
- Sólo soy un anónimo lector de su trabajo, si fuera posible, claro.
¿Una voz crítica que detecte mis errores en el proceso de redacción? De acuerdo, pero no intente perturbar estas líneas sino es por algo urgente. En fin, respondiendo a su cuestión le diré que el personaje por el que preguntaba es subdirector del periódico de mayor tirada de Murcia, el diario
- Pero, ¿cómo se llama?, ¿o es que conoce usted el nombre de los subdirectores de todos los diarios del país?
Si le soy sincero, no. En este caso, el subdirector responde al nombre de José García Martínez. Un periodista que, a excepción del resto de los mortales, no trabaja para vivir sino todo lo contrario, han conseguido que su trabajo sea la mejor manera de realizarse. Quizás sea la excepción que confirme la regla, pero Don José García Martínez es de los que viven para trabajar.
- ¡Qué envidia!, ¿no?
Esta es la quinta vez que asisto como invitado al Festival de Cine de Cannes, un certamen al que debo gran parte del éxito de mi corta carrera profesional. No es fácil abrirse camino en la mastodóntica industria cinematográfica occidental, menos para un director chino cuyas historias de amor nada tienen que ver con los cuentos de hadas made in Hollywood. Es de agradecer, por tanto, un festival de cine que, aunque roza la frontera de lo comercial, siente curiosidad por otro tipo de tramas amorosas; anónimas, pausadas, crudas, realistas.
Desde que gané una Palma de oro allá por 1997 he sentido la necesidad de seguir explorando el arrepentimiento que sufren aquellos que, sin saberlo, han dejado escapar el que intuyen ha sido el amor de su vida. Así quise reflejarlo en mis dos últimos proyectos, In the mood for love y 2046, y lo intentaré en mi próximo film.
Sin embargo, este año no se proyectará ninguno de mis inacabados trabajos, en esta ocasión dirijo el jurado de la 59 º edición de un festival que se ha inaugurado hace tan solo unos minutos.
He de reconocer que estoy confuso: toda mi vida he sido el que, a través de una lente, he observado con esmero a los demás. Ahora, en este instante, mi obligación es estar delante de los objetivos, acosado por los flashes repetitivos de los fotógrafos. No me gusta que me vean como a un dios o como a alguien especial. Me pone nervioso saber que mucha gente me percibe así. Necesito un cigarrillo para superar esta interminable sesión fotográfica, pero no es posible. Menos mal que nadie me impide que lleve puestas mis gafas de sol.
Estoy impaciente por conocer a la directora argentina Lucrecia Martel porque fue en Buenos Aires donde rodé la película con la que me premiaron en Cannes. Podré intercambiar impresiones con la preciosa Zhang Ziyi, una famosa actriz en mi país con la que trabajé en mi último film y que reclaman ahora los occidentales después de que protagonizara la poco oriental Memorias de una Geisha.
He de reconocer que, de antemano, me siento cohibido por la presencia del actor inglés Tim Roth. Tantos papeles de tipo duro me hacen sospechar de él. El toque tarantiniano del festival se completa con la presencia de Samul L.Jackson que apareció en una película mítica ganadora de
Intuyo que este número elevado de actores y actrices mediáticos frenarán mis ansias por premiar a aquel director que no proporcione respuestas fáciles al espectador, que incite a pensar, que deje un espacio para el misterio. Las colillas de mis cigarrillos se acumularán en un cenicero porque estoy dispuesto a reflexionar con calma, con tranquilidad. Intentaré evitar mis prejuicios porque como dice un viejo proverbio chino: nunca puede predecirse de dónde viene el viento, por eso hay que dejar siempre abiertas las ventanas.
En cualquier caso, me esforzaré por disfrutar de este momento irrepetible, saborear cada fotograma con intensidad, sabedor de que en un futuro no muy lejano lo único que conservaré con seguridad son los recuerdos de aquello que fue y pudo no haber sido.
Cordialmente, Wong Kar WaiDa gusto de vez en cuando encontrarse este tipo de noticias por la Red.
Miles de preguntas sin resolver. No sé que pensáis vosotros, pero estoy harto. Que si quiénes somos, adónde vamos, de dónde venimos…y para colmo hoy he tropezado a escasos metros de mis casa con una cabina de Telefónica reventada. ¿Por qué será?...Difícil es saberlo, elaboremos hipótesis pues.
¿Quién habrá sido el responsable?, ¿habrá sido una persona que se ha cabreado porque el teléfono no le ha dado el dinero que le ha sobrado?, ¿será Superman que de tanta correr para salvar el mundo se ha olvidado salir por la puerta?, ¿habrá sido un político valenciano que ha escuchado un mensaje secreto que después se ha autodestruido?, ¿habrá sido un artista urbano mostrando un nuevo tipo de escultura?, ¿será un matrimonio culturista que se ha empeñado en hacer el amor en su interior?, ¿habrá sido José Luís López Vázquez que sigue vengándose desde aquella vez que se quedó encerrado?, ¿habrá sido alguien que, simplemente, se ha cansado del timo que es Telefónica?, ¿será que ha llegado Neo el de Matrix?, ¿un acto de Kale Borroka valenciana?, ¿habrá sido un matrimonio de estudiantes que ha intentado probar cómo se vive en un piso de protección oficial?...
¿Se te ocurre una pregunta mejor? Aunque, la verdad, prefiero respuestas.
E: ¿Te has propuesto dejarme en evidencia delante de toda la blogosfera?
L: No, yo no. Solo quiero que los curiosos que se paseen por este blog tengan una visión completa sobre el mundo de la guitarra.
E: En fin, lo último que me proponía a decir antes de ser interrumpido es que, en definitiva, la guitarra es uno de los instrumentos musicales más universales. No solo por su fácil manejo sino por la versatilidad de sonidos y armonías que se pueden extraer de ella.
L: Según su opinión personal ¿quién es el mejor guitarrista de la historia?
E: Esa pregunta solo tiene una posible respuesta que no se si le convencerá. El mejor guitarrista de la historia fue quien la inventó. Pero ya que ha surgido el dilema prefiero escapar de la discusión recomendando al lector la música de Django Reindhart, un artista de las seis cuerdas olvidado por las antologías de la guitarra.
L: ¿Y este señor que tipo de música interpretaba?
E: Jazz “manouche”, es decir, Jazz y swing francés con influencias gitanas.
L: Qué música más rara se recomienda en este blog.
E: No es que el “manouche” sea extraño, lector, solo que es una música subterránea, lejos de la música comercial contemporánea. No quiero parecer elitista, ni un intelectualoide solo quiere compartir aquello que me hace vibrar, aquello que no aparece en los 40 Principales y que nunca aparecerá.
L: ¿Ha visto el vídeo de “Amo a Laura”?
E: Enhorabuena lector, ha conseguido su propósito: estropearme este post.
en el que las ideas brillan por su ausencia,
vuelvo a ti, ¡oh mi diosa cerveza!,
para bañarte en alabanzas.
navegando por las procelosas aguas de Internet,
encontré una noticia que rezaba
que el sagrado jugo de lúpulo y malta
Contra el cáncer y el infarto,
contra la sed y el calor,
sin secreto Coca-Cola,
eso sí: hay que beberla con moderación.
Coincide esta apologética rima con la última jornada de la “semana sin televisión”,
promovida en nuestro país por Ecologistas en acción.
Nos recuerdan desde esta organización que invertimos
tres horas de media al día, doce años de vida,
a ver el televisor.
Por eso en este día sin musas yo grito:
¡qué viva la gente
y el intercambio de ideas!,
¡vayámonos esta noche a la playa, a un concierto!
¡qué vivan las charlas en parques y cervecerías!
¡qué viva la amistad y muera el aislamiento!
Por favor os lo pido, aprovechemos juntos el tiempo,
dejemos para otro día el mando de la televisión.
Y si te cuesta apagar la tele, no te preocupes...
yo te invito a las cañas.
Esta imagen idílica que hace unos años tenía un servidor sobre el mundo de los cuentos quedó desmentida por la lectura de un libro sobre historia de la comunicación. Allí descubrí que en la oscura Edad Media los cuentos no tenían finales felices, eran tenebrosos y violentos. De esta manera los padres iban concienciando a sus retoños del decepcionante y duro mundo que les había tocado vivir. Ogros, dragones, trolls no eran sino el paralelo literario de violadores, ladrones, asesinos o, por qué no, señores feudales represivos.
Claro que los siglos han pasado y la sociedad occidental ha cambiado. En las últimas décadas del siglo XX se ha afianzado el consumismo, la clase media, los electrodomésticos, los televisores panorámicos, las consolas de última generación, Zara, la comida basura, la industria cultural, el poder invisible.
Paralelo a estos veloces cambios el concepto de cuento cambió. Poco a poco los papás y mamás dejaron de transmitir a su descendencia cuentos a viva voz, y es que la demanda de cuentacuentos y trovadores calló en picado en cuanto aparecieron las películas Disney y los dibujos de la televisión. Estas historias animadas ya no eran violentas sino presuntamente inocentes, optimistas y con un final feliz…una fábrica de sueños, un mundo ideal, como reza
Sin embargo, el escritor Henry A. Giroux en su libro “El ratoncito feroz” se cuestiona la falta de ideología de Disney. Tras el análisis de algunas películas de esta multinacional, el autor constata que “tras la ilusión y la fantasía hay una determinada realidad tendenciosa, concebida contra toda crítica o alternativa socialmente posible y que intenta neutralizar los conflictos sociales latentes entre clases, culturas y géneros”. O dicho en castellano, el autor defiende que
Es cierto que esta afirmación suena paranoica pero si hacemos un repaso por las últimas películas de Disney, quizás tengamos que darle la razón al tal Giroux. Por ejemplo, en el boom El Rey León el protagonista, Simba, es capaz de matar por hacerse con el poder en un reino cuya estructura, que es antidemocrática, es considera como una ley “natural” (el rey tiene que ser el león). Giroux se pregunta si este mundo natural tiene algún posible correlato social real.
En Aladdín,
Sería cínico por mi parte ponerme ahora en contra de
Como por ejemplo las dirigidas en los estudios Ghibli en Japón con Miyazaki y Takahata como representantes. Obras tan originales e imaginativas que difícilmente Terry William, David Lynch, Tim Burton o Jean Pierre Jeunet podrían traducir en imágenes no animadas.
Piratas bondadosos, islas que flotan en el cielo, balnearios poblados por espíritus, trenes que navegan por encima del agua pueblan estas historias. Los protagonistas de estas delicias visuales suelen ser niñas y niños de familias humildes que ante circunstancias muy adversas e injustas, deben madurar y comportarse como adultos. Viajes personales en busca de un objetivo que no es la fama ni el dinero sino el amor de una madre enferma, recuperar a unos padres que han sido transformados en cerdos, conseguir que tu hermana pequeña sobreviva mientras que los aviones bombardean tu ciudad…
El ecologismo en Mi vecino Totoro, el antibelicismo en Porco Rosso, la infravaloración del poder y el dinero respecto al valiosísimo valor de la amistad en El Castillo en el cielo son los valores más a la vista de estas películas japonesas para niños y adultos. Mención especial necesita la dura película La tumba de las luciérnagas que relata la agonía de una familia rota por
En estos cuentos novedosos, aunque prime el optimismo y la fantasía, se invita a los niños a ser conscientes de que este no es un mundo ideal, de que existen las injusticias, de que la guerra es un crimen, de que hay que ser respetuosos con la naturaleza y de que el dinero no da la felicidad. Un mensaje alejado del conformismo y el consumismo con el que concienciar a las nuevas generaciones.
En este día del libro recomendamos el necesario ciclo de cine manga japonés pero, si puede ser, lo mejor que podéis hacer es apagar la televisión y leer. Michael Ende, Hoffman, Grimm, Verne…Así recuperaremos la imaginación y los sueños, los tesoros más preciados de los cuales los niños perdidos de antiguas civilizaciones fueron dueños una vez.
- Y ya que tanto predices, ¿este año la selección qué?, me pregunta interesado el lector.
Pues ná, lo mismo de siempre, con Zapatero o con Aznar, con Suárez o González, España no pasará de cuartos. Y es que para ganar el Mundial de fútbol hay que tener mucho país y el nuestro, según algunos paranoicos de los de verdad, está que se rompe a pedazos.