abril 17, 2006

Futuro imprevisible

Hubo un tiempo en el que las calles de París estuvieron ocupadas por miles de jóvenes idealistas que deseaban transformar la sociedad tradicional occidental en la que vivían. Demostrada la fuerza de este movimiento subversivo, millones de trabajadores decidieron, debido a sus pésimas condiciones laborales, unirse a la protesta. Juntos, después de ganar la batalla al violento despliegue policial, llenaron la ciudad de banderas rojinegras y de cientos de retratos de Marx, Lenin, Mao, Troski, y el Ché. Al otro lado del Océano Atlántico, el sonido psicodélico de una guitarra hendrixiana emocionaba a cientos de miles de jóvenes críticos con las guerras y el sistema.

Mientras todo aquello ocurría a finales de los revolucionaros años sesenta, un escritor que simpatizaba con la Beat Generation, se ganaba la vida imaginando el mundo del futuro. Hasta que el efecto de la anestesia en una de sus visitas al dentista le introdujo en una espiral de alucinaciones, paranoias y visiones divinas que le persiguieron hasta que murió a principios de los ochenta.

Por sorprendente que pueda parecer, las predicciones fantasiosas de esta persona se confirmaron, aunque no las de todos aquellos soñadores cuyos deseos utópicos de una sociedad más justa desaparecieron como lágrimas en la lluvia. Éstos esperaban una verdadera revolución pero nadie intuyó que serían varias las que se producirían: la 3ª Revolución Industrial, la revolución informática, la de las telecomunicaciones, la de los medios de comunicación audiovisual, la de las armas bacteriológicas, la de los transportes, la de la ingeniería genética, la robótica, etc. Tampoco se lo esperaba un cineasta apellidado Scott que allá por 1982 decidió traducir en imágenes una obra del maestro de la ciencia-ficción titulada “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”.

Dick sitúo su historia en la ciudad de Los Ángeles allá por el 2019, una metrópolis degrada, barroca, residual pero, a la vez, futurista, ciberpunk. En la que conviven las tecnologías más avanzas (coches voladores) con las más arraigadas tradiciones.

http://kirai.bitacoras.com/page/4/

Una ciudad oscura y afectada por el cambio climático, donde los paraguas con mangos fluorescentes indican que está cayendo una tromba de lluvia ácida.

http://navegante2.elmundo.es/navegante/2006/04/17/gadgetoblog/1145258646.html

El protagonista es Rick Deckard, un Blade Runner cuya misión es desconectar a una serie de rebeldes replicantes (androides con aspecto humano) que vagan por la Tierra. Con su coche con GPS vaga por una ciudad rodeada de refinerías de petróleos, de altos rascacielos y de grandes anuncios de publicidad que recubren todas las fachadas.



Hasta que un holograma de su jefe, un capitán de policía bastante facha (de esos habrá siempre), le envía a un local de streptease.

http://navegante2.elmundo.es/navegante/2006/02/08/gadgetoblog/1139426507.html

Allí se topa con un androide bailarina a la que interroga mientras, ella, utiliza un aparato que seca su cabello al instante.

http://navegante2.elmundo.es/navegante/2006/03/30/gadgetoblog/1143712147.html

No es del deseo de este blogger descubrir a los lectores el resto del relato, así que estáis a tiempo de leer el libro o su versión cinematográfica titulada Blade Runner. Cada uno de estos enlaces no son sino la prueba de que ese futuro lejano que describió Dick no es, tecnológicamente, tan lejano. A continuación añado otros enlaces sobre todo estos cacharros que, cada vez menos, parecen sacados de una novela de ciencia-ficción.

http://kirai.bitacoras.com/

http://www.elpais.es/tecnologia.html (apartado La Cacharrería)

http://navegante2.elmundo.es/navegante/gadgetoblog.html

No nos queremos despedir sin una reflexión que nos suscita una imagen de Blade Runner en la que se ve al protagonista leyendo un periódico de papel. Nos preguntamos al respecto, ¿seguirá existiendo la prensa escrita?, ¿será gratuita?, ¿sobrevivirá pero su soporte será digital?

http://navegante2.elmundo.es/navegante/2005/12/23/gadgetoblog/1135329146.html