Eran las doce y veinte de la noche. Le apetecía abrir la ventana del salón para disfrutar de los primeros vientos de la primavera, pero la racionalidad pudo al impulso por lo que decidió no verse expuesto al polen puro que la brisa transportaba. Se sentó en un sillón azul, miró su reloj y, decidido, marcó el seis de su mando a distancia, el número menos desgastado, ese botón suyo, auquel que los demás no utilizaban.
El joven esperaba escuchar los primeros acordes del concierto de los lunes, la retransmisión en diferido del FIB, aquel al que no pudo asistir el verano anterior. Sin embargo, la voz de un comentarista le desconcertó. Brasil-Rusia. 2-0. Había desaparecido Punt 2. La sexta lo había conquistado. Ni siquiera se acordaba de que un nuevo, ¿novedoso?, canal generalista entraría a formar parte del espectro radioeléctrico la mañana de ese lunes.
A pesar de estar acostumbrado a que las cadenas desplazaran los programas interesantes al horario de madrugada, se frustró por la invasión de esta nueva cadena. Él era un escéptico de la TV, tampoco confiaría en un nuevo canal que se declaraba rompedor pero que ofrecía como primer plato el entretenimiento, los partidos de la selección y las series de ficción.
La frustración pronto se transformó en rabia, por lo que decidió re-sintonizar Punt 2 sin consultar a nadie. Cuando iba a efectuar la operación clandestina fue realista, al fin y al cabo sus compañeros de piso volverían a sintonizar La sexta al día siguiente argumentando que a un canal con el seis le correspondía el botón con el mismo número. Un argumento muy simple contra el que, sin embargo, él no podía luchar. Estaba condenado a ser desplazado.
Antes de caminar hacia la cama se interesó por el resto de las cadenas y encontró en La 2 un reportaje de media hora sobre la escena musical alternativa de la capital. Después, a las dos de la madrugada, cuando el silencio en la calle era casi absoluto vio los conciertos de Radio 3. Se acostó satisfecho, después de todo tampoco podía pedirle peras al olmo. Pensó que, a partir de ese día, como hasta entonces había hecho, seguiría buscando programas interesantes, entre los recovecos de la televisión, cuando la publicidad brilla por su ausencia.
PD: os proponemos un enlace sobre el equipo directivo de esta nueva empresa ¿cultural?, una industria al fin y al cabo sino… ¿cómo se explica que la aparición de la sexta tuviera repercusiones en el nunca por mí entendido mundo de la Bolsa?
http://blogs.periodistadigital.com/electroduende.php/2006/03/07/la_sexta_presenta_a_su_equipo_directivo
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